Para empezar mi experiencia con la animación japonesa se remonta a la infancia, cuando me escabullía a las siete de la mañana en el cuarto de mi papá para ver “Los Gatos Samurai” aunque el hecho de que tuviera que trabajar los sábados ayudaba bastante. Con el pasar de los años descubrí que existían otras series, con tramas más agudas, tristes o interesantes. Sin embargo la adicción se desbordó al aparecer en pantalla un pequeño con cola de simio llamado Goku. A éste se le sumaron Sailor Moon (no me juzguen tenía 12 años) Slayers y Orphen.
Las gloriosas épocas en las que la TV nacional tenía franjas infantiles atestadas de anime y la perubolica hacía exclamar ¡alabados sean los cholos con su Karina y Timoteo! fueron buenas y cortas. Frecuencia Latina y América desaparecieron y en Colombia la privatización de los canales fue un arma de doble filo para el otaku promedio. En el principio sólo eran repeticiones, después innovaciones y al final explicaciones sobre la censura y otros demonios. Se firmaron cartas, grupos fueron creados y aun así el Anime no volvió al horario de la tarde. Lo que sucedió luego ya es de conocimiento público. No hay muñecos ojones para tanto freak.
Por fortuna una insignificante cosita llamada Internet daba sus primeros pasos en el intercambio de material, y la invención del quemador fue la pieza que completó el panorama de lo que es hoy por hoy la consecución e intercambio de series. Ah los excesos. Si antes moría por saber como seguía el capítulo de Sailor Moon (recuerden 12 años) que siempre cortaban, ahora descarto series porque no me gusta el titulo, el estudio o los gráficos. Suena frívolo. Pero esto ha convertido al televidente de anime pasivo, en un observador activo, conciente y crítico. No obstante también ha llenado el mercado de lo que yo llamo “basurilla para principiantes” entiéndase como aquella serie que pega, es moda y muere. Cito casos como Pokemon, Bay Blade, Digimon y Naruto, quien dijo que lo que todo el mundo ve es bueno, vale la pena recordar que la masa es idiota, así que si mucha gente recomienda algo es mejor que usar el criterio al momento de decidir.
De todas maneras no he venido a cambiar conciencias, sólo a dar mi punto de vista sobre algo que mucho aman y odian, pero que siempre despierta pasiones: El Anime.