El por qué impactaron en el público latinoamericano es una respuesta que debe ser pedida a los programadores de la televisión occidental, pues fue por su error de clasificación, por pensar que todo lo animado era para niños que dejaron sueltos en los horarios infantiles especimenes como Ultraman, Capitán Centella, Transformers, Astroboy,
En los mismos términos del anime, ese sería el primer impacto del complot, aquel que atacó a los televidentes primarios, preparando e incluso metiendo genéticamente el interés por estos dibujos en futuros observadores. Para cuando sucedió el segundo impacto, los televidentes ya estaban listos. Esta generación se autodenominó otaku, aficionado, seguidor, interesado, palabras más palabras menos, engomado por la animación japonesa y sus historietas, lujo que sus predecesores no tuvieron. Pero lo más increíble fue que lo hicieron por convicción.
Otaku, anime, manga, palabras extranjeras, pero no nuevas para muchos. La primera designa a los que les gusta y las siguientes lo que les gusta. Y es que cómo no les iba a gustar. Después de un plano Pato Donald, de un repetitivo Popeye, una insípida Minie Mouse y un moralista Superman, la obra cumbre de Katsuhiro Otomo, llamada Akira reconstruyó el significado de animación y comic para muchos adolescentes. Con Akira se rompieron estereotipos en cuanto al diseño de personajes, la delimitación de público y por supuesto el argumento. Una obra futurista cyber punk desarrollada en una fantástica posguerra, cruda, dramática, pero a la vez fascinante.
El golpe de Akira en las mentes occidentales, fue descomunal, más no el único. La prueba son las adaptaciones en imagen real con todo el despliegue de historias antes pensadas, dibujadas y animadas por japoneses y la lista no es nada despreciable. De las más recientes a las más sorprendentes están, Cow Boy Beboop, Dragon Ball Evolution, Street Fighter
Acaso occidente se rindió, se acabaron las ideas o simplemente ya no hay oriente ni occidente, pues hasta los mismos dibujos animados ya cedieron terreno. Ahora lo que inunda las pantallas de este lado del mundo, son producciones cercanas que imitan el estilo de las lejanas, de las Chicas Super Poderosas a las Chicas Super Poderosas Z hay más que una letra. Se nos atravesó todo el océano pacifico y ni cuenta nos dimos.