Hola mis ávidos lectores, la última vez que nos encontramos estaba saltando de la dicha por la nominación a los Cesares, ahora con una mezcla sentimientos puedo decirles que perdimos y ganamos. Lo primero porque no logramos volver con el preciado trofeo otorgado por la U de Manizales (si me preguntan no es justo, pero a riesgo de sonar como una patética perdedora, la categoría estaba dominada por un programa que envió dos episodios del mismo formato), pero dejando atrás mi veneno Shokku tuvo una victoria moral, pues el tallerista de Montaje Audiovisual, Juan Mauricio Velez, Comunicador Social de la UPB, realizador de Telecinco, Jefe de Producción de Noticias Uno y Editor de Luz Verde quedó encantado con él. De hecho su cara de decepción al saber que habíamos perdido, la constante motivación a no dejar morir el proyecto y sus valiosos consejos sobre producción televisiva se convirtieron en claras señales para continuar con este proceso que va lento pero seguro.
Hablando un poco sobre la experiencia en Manizales no se me ocurren más palabras que gratitud y sorpresa. Con una organización impecable (excepto en los horarios) y excelente atención, éstos premios son la excusa perfecta para descubrir la calidez de una de las pequeñas ciudades del eje cafetero. Por otra parte los participantes hacen recobrar la fe en el talento joven del país y sus diversas visiones sobre la cotidianidad colombiana. Desde documentales sobre comida, hasta trabajos experimentales sobre la ceguera, estos realizadores demostraron tener el temple y las agallas que la naciente industria de lo audiovisual requiere.
Así que como les decía perdimos en el sentido de no traer el galardón a casa, pero ganamos en conocimientos, contactos y vivencias. Me duele mucho darme cuenta que la academia aun no está preparada para la innovación, pero me alegra saber que hay mucha gente haciendo esfuerzos enormes para cambiar esto. ¿Y ustedes qué han hecho?
Hablando un poco sobre la experiencia en Manizales no se me ocurren más palabras que gratitud y sorpresa. Con una organización impecable (excepto en los horarios) y excelente atención, éstos premios son la excusa perfecta para descubrir la calidez de una de las pequeñas ciudades del eje cafetero. Por otra parte los participantes hacen recobrar la fe en el talento joven del país y sus diversas visiones sobre la cotidianidad colombiana. Desde documentales sobre comida, hasta trabajos experimentales sobre la ceguera, estos realizadores demostraron tener el temple y las agallas que la naciente industria de lo audiovisual requiere.
Así que como les decía perdimos en el sentido de no traer el galardón a casa, pero ganamos en conocimientos, contactos y vivencias. Me duele mucho darme cuenta que la academia aun no está preparada para la innovación, pero me alegra saber que hay mucha gente haciendo esfuerzos enormes para cambiar esto. ¿Y ustedes qué han hecho?